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El “hype cycle” de las tecnologías emergentes - Garther

  • Foto del escritor: Antonio J. Rodriguez L.
    Antonio J. Rodriguez L.
  • 23 sept 2018
  • 3 Min. de lectura

La consultora Gartner ha publicado su versión anual del “hype cycle” de las tecnologías emergentes. Recordemos que éste es un modelo que anualmente sitúa tecnologías teóricamente disruptivas en algún punto de su ciclo de vida: emergiendo, en sobreexpectativa, en la pendiente de desilusión, en recuperación o en fase de estabilidad. El modelo, además, se arriesga a predecir en cuánto tiempo esas tecnologías eclosionarán en el mercado.



Éste año ha sido un año de abundancia tecnológica, coronado con las noticias recientes que dos gigantes tecnológicos (Apple y Amazon) han cruzado la frontera del trillón de dólares de capitalización bursátil con menos de un mes de diferencia. Las empresas digitales llegan a tamaños colosales, e invierten cantidades nunca vistas en I+D en la frontera del conocimiento digital. Ya comentamos que Amazon ha conquistado también la cima mundial de inversión en I+D, llegando a los 16 billones de dólares (el conjunto de la economía española invierte un poco menos, 15 billones). El flujo económico destinado al desarrollo de tecnología digital alcanza cantidades que rondan la macroeconomía (empresas que se comportan como naciones). Y, por primera vez también, se realizan conexiones a gran escala entre ellas y grupos de investigación universitarios de ciencias fundamentales.


Sin embargo, las predicciones de Gartner tienen este año un cierto tono pesimista: algunos de los trends topics tecnológicos de los últimos meses parecen estar cayendo en la pendiente de la desilusión (sus resultados e impacto son inferiores a los esperados). De hecho, esta dinámica forma parte de la lógica del modelo: se ha hablado tanto de ellos que han generado sobreexpectativas, y a la mínima que alguno de sus desarrollos no ha cumplido plazos, ha mostrado errores (no olvidemos que son tecnologías inmaduras), o no ha penetrado a la velocidad esperada, se ha generado una ola de escepticismo en el mercado. Entre esos trend topics tenemos las plataformas de internet de las cosas (IoT), los asistentes virtuales, el hogar conectado, blockchain y la conducción autónoma. En mi opinión, las razones de la desilusión son diferentes.



No veo motivos de preocupación en las plataformas IoT (se extenderán capilarmente creando ecosistemas propios: en la medida en que hablamos de sensorización distribuida y aplicada a infinidad de usos industriales, su penetración tendrá forma de mancha de aceite). En cuanto a los asistentes virtuales, su atractivo mediático es mayor (“humanos digitales”), y la expectativa generada, muy superior. Pero los avances en tecnologías como Amazon Echo –Alexa evidencian que el nuevo sistema operativo digital será inmersivo (estaremos inmersos en entornos conversacionales digitales). Blockchain, en mi opinión, es más complicado. He hablado poco de esta tecnología porque me genera muchas dudas. Básicamente, blockchain tiene barreras de entrada debidas a su propia naturaleza. Sus fortalezas son sus debilidades.


En la medida en que es una tecnología ideológicamente distribuida y que pretende escapar a cualquier control central ¿quién garantiza la continuidad de los datos ante una futura disrupción (cambio de plataformas tecnológicas)? ¿Quién se responsabiliza, en última instancia, de las aplicaciones? En mi opinión, blockchain derivará en soluciones corporativas (nuevos protocolos extendidos de ERP y supply chain, por ejemplo). Y, en cuanto a la conducción autónoma, aunque no lo percibamos y obviamente sufra incontables problemas de adopción (coronados por los accidentes de vehículos autónomos de Uber, Tesla o Apple), su desarrollo avanza imparable, especialmente en EEUU, donde se están configurando auténticos living labs y clústers de conducción autónoma en territorios first-mover como Arizona


 
 
 

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